[NOTA PREVIA:
En el Anecdotario marinero, este capítulo se sitúa después de "A modo de preámbulo" y antes de "En Ybarra-Cabotaje".]
Ingresé en
En Septiembre de 1956
conseguí el título de Alumno de Náutica (Agregado) en la Escuela Oficial de
Náutica de Bilbao y en Noviembre del mismo año embarqué por primera vez en el
“Cabo Menor” de la
Compañía Ybarra, para empezar las Prácticas. Tardar tan
poco en conseguir embarque, en aquellos tiempos en que lo habitual era esperar
años, fue posible porque mi hermano mayor era Director Técnico de esa Compañía.
(Alguno que haya vivido las dificultades de esa época dirá que “…así
cualquiera…” y tendría razón, claro).
Aclaremos antes un
detalle: en esos años se exigían trescientos “días de mar” para
poder presentarse al examen de Piloto –nada de examinarse y
terminar los días de mar después, como se dispuso años más tarde- y seiscientos
para poder hacer el de Capitán, pero este concepto de “días de mar” significaba
que había que sumar las horas de cada día en la mar –fueron una o más- hasta
alcanzar la cifra citada, que sumadas, dieran las trescientos o seiscientos
días exigidos para cada caso. Hoy día la denominación de “días de mar” se
refiere a lo que pueden llamarse adecuadamente “singladuras”, ya que si
un día navegas sólo una hora o dos ya tienes una “singladura”. Igualmente, al
presentarnos al examen de Piloto y después al de Capitán teníamos que entregar
un cuaderno con un número determinado de Cálculos de Navegación, en limpio y
correspondiendo a los viajes que se hubieran realizado.
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