miércoles, 22 de enero de 2014

Capitán de Dique en Astilleros de Santander (II)

Capitán de Dique en Astilleros de Santander (II)

A los dos meses de entrar en el Astillero, me enviaron a un curso de Contraincendios y Seguridad Interior que tendría lugar en Cartagena, en el Centro de Adiestramiento de la Armada y que duraba una semana. Fuimos un Jefe de Máquinas, un Perito Naval, dos bomberos y yo como Encargado del grupo. El curso fue instructivo y aprendimos muchas cosas sobre el tema, con ejercicios reales todos los días en aquellas instalaciones de la Marina que, en verdad, eran magníficas. Pero he aquí que al segundo día de estancia, el Teniente Coronel de Máquinas que dirigía el curso me llamó para decirme que el Astillero aún no había ingresado la cantidad correspondiente y que si yo sabía algo de este asunto. Contesté que no y en el primer momento libre llamé por teléfono a la Factoría para comunicarles que debían hacer el ingreso cuanto antes; me dieron seguridades de que así lo harían y seguí en el curso. Un par de días después, el mismo Jefe que me había hablado volvió a decirme que seguían sin ingresar la cantidad, volví a telefonear, me dieron más seguridades… y así estuvimos hasta el penúltimo día, en que al ver que la cosa seguía igual, fui a mi banco, saqué la cantidad precisa y se la entregué al responsable.

Pero ahí no acaba la cosa: cuando regresamos a Santander y al expresar mi extrañeza por el papelón que habíamos hecho, me contestaron que no pasaba nada (¿?) y que lo incluyera en la nota de gastos. Así lo hice. Fueron pasando los días y como viera que aún no me avisaban para cobrar lo que me debían, pregunté al encargado del tema; me dijo que enseguida se haría…y así estuve hasta casi un mes después. Indignado, pregunté qué pasaba con la dichosa nota de gastos y se me contestó “que se estaba examinando”… Entonces ya me pareció que la cosa pasaba “de castaño oscuro” y no sé qué tacos solté pero se pueden imaginar, insistiendo en que además de tener que pagar el curso de todos los asistentes del Astillero, me venían ahora con estas cosas…La verdad es que no estaba acostumbrado de mis tiempos de navegar en los barcos a ver estas miserias y en concreto, en Pereda, no ví nunca un problema parecido. Así pues, no es extraño que empezara a pensar que en dónde demonios me había metido.  A partir de entonces cuando me pedían viajar a tal o cual sitio, alargaba la mano muy serio y mi Jefe me decía azorado “Caray, José-Manuel, no es para tanto…” y yo contestaba que estas cosas, con dinero por delante. 


-En otras ocasiones se discutía el empleo de los remolcadores a utilizar para determinadas maniobras que debían hacerse “por encima de todo” aunque hubiera uno de esos temporales del Sur tan típicos de Octubre en Santander. Fue una lucha constante, principalmente con los Ingenieros Navales… y siento tener que decirlo (por lo que ya expliqué anteriormente) pero así era, aunque en honor a la verdad tuve también algunos de ellos con los que no había problema y comprendían el territorio de cada uno.

Unos dos años después de llegar yo al Astillero, entró otro Capitán de Dique, por cierto de mi misma Promoción de Pilotos de La Coruña, magnífico profesional, uno de los marinos más completos que he conocido y mucho más paciente y diplomático que yo, lo que significó en esos años que por lo menos no me encontrara solo ante un ambiente de trabajo que, siento decirlo, nunca me gustó.


En resumen: considero mi tiempo en ese Astillero como algo negativo en cuanto al trabajo se refiere y creo que perdí diecisiete años de mi vida. Sólo me compensa el haber conocido allí a gente estupenda entre los que conservo buenos amigos. 

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