Capitán de Dique en Astilleros de Santander (II)
A los dos
meses de entrar en el Astillero, me enviaron a un curso de Contraincendios y
Seguridad Interior que tendría lugar en Cartagena, en el Centro de Adiestramiento
de la Armada y
que duraba una semana. Fuimos un Jefe de Máquinas, un Perito Naval, dos
bomberos y yo como Encargado del grupo. El curso fue instructivo y aprendimos
muchas cosas sobre el tema, con ejercicios reales todos los días en aquellas
instalaciones de la Marina
que, en verdad, eran magníficas. Pero he aquí que al segundo día de estancia,
el Teniente Coronel de Máquinas que dirigía el curso me llamó para decirme que el
Astillero aún no había ingresado la cantidad correspondiente y que si yo sabía
algo de este asunto. Contesté que no y en el primer momento libre llamé por
teléfono a la Factoría
para comunicarles que debían hacer el ingreso cuanto antes; me dieron
seguridades de que así lo harían y seguí en el curso. Un par de días después,
el mismo Jefe que me había hablado volvió a decirme que seguían sin ingresar la
cantidad, volví a telefonear, me dieron más seguridades… y así estuvimos hasta
el penúltimo día, en que al ver que la cosa seguía igual, fui a mi banco,
saqué la cantidad precisa y se la entregué al responsable.
-En otras
ocasiones se discutía el empleo de los remolcadores a utilizar para
determinadas maniobras que debían hacerse “por encima de todo” aunque hubiera
uno de esos temporales del Sur tan típicos de Octubre en Santander. Fue una
lucha constante, principalmente con los Ingenieros Navales… y siento tener que
decirlo (por lo que ya expliqué anteriormente) pero así era, aunque en honor a la
verdad tuve también algunos de ellos con los que no había problema y
comprendían el territorio de cada uno.
Unos dos
años después de llegar yo al Astillero, entró otro Capitán de Dique, por cierto
de mi misma Promoción de Pilotos de La Coruña , magnífico profesional, uno de los marinos
más completos que he conocido y mucho más paciente y diplomático que yo, lo
que significó en esos años que por lo menos no me encontrara solo ante un
ambiente de trabajo que, siento decirlo, nunca me gustó.
En
resumen: considero mi tiempo en ese Astillero como algo negativo en cuanto al
trabajo se refiere y creo que perdí diecisiete años de mi vida. Sólo me
compensa el haber conocido allí a gente estupenda entre los que conservo buenos
amigos.
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